lunes, 18 de junio de 2007

El Sistema de Fondos español al descubierto

A lo largo de este tiempo que llevamos juntos en Don Quijote de la Banca, hemos podido aprender acerca de las mejores opciones de inversión para los particulares. Así, hemos leído acerca de cómo diseñar nuestra cartera de inversiones, elegir los mejores planes de pensiones y los mejores fondos de inversión, tanto nacionales como internacionales.

Desafortunadamente, nos encontramos con que el sistema financiero español no parece estar a la altura de las exigencias del consumidor. Ya sea por desconocimiento de los usuarios, por la dificultad de la jerga financiera o por propia estrategia comercial, la balanza está descompensada a favor de las entidades financieras.

En esta ocasión publicamos las investigaciones realizadas por un reputado experto, Pablo Fernández, que es profesor del IESE (www.iese.edu) y Titular de la Cátedra PricewaterhouseCoopers de Corporate Finance.

Estas investigaciones realizadas entre 1991 y 2006, demuestran con datos concretos lo que muchos intuyen: el sistema financiero español dista bastante de ser el óptimo para el inversor particular.

Así, con respecto a los planes de pensiones expone que:

  • En los últimos 5 años, el 66% de los fondos de pensiones del sistema individual obtuvo una rentabilidad inferior a la inflación.
  • El 92% obtuvo una rentabilidad inferior al 6,5%, ¡que es la rentabilidad de los bonos del Estado a 10 años!
  • A pesar de estos resultados, según cifras a 31 de diciembre de 2006, 9,9 millones de partícipes tenían un patrimonio de 81.200 millones de euros en los 2.759 fondos de pensiones existentes.

Y con respecto a los fondos de inversión:

  • En los últimos 5 y 10 años la rentabilidad promedio de los fondos de inversión ¡fue inferior a la inflación!
  • Por ejemplo, de los 43 fondos de “Renta Variable Nacional” con 10 años de historia, sólo 1 consiguió una rentabilidad superior a la del Índice Total de la Bolsa de Madrid.
  • A pesar de estos resultados, a 31 de diciembre de 2006, cerca de 9 millones de partícipes tenían invertido un patrimonio de 254.306 millones de euros en los 2.779 fondos de inversión existentes.

¿Qué significan todas estas cifras?

Lo primero es que las comisiones que tienen asociados los fondos, suponen un excelente negocio para los gestores. No hay más que comprobar el volumen de dinero que se mueve. Otro ejemplo es que a pesar de los pésimos resultados en las rentabilidades promedio de los fondos, sólo en 2006 se lanzaron al mercado 246 nuevos fondos de inversión.

Lo siguiente es constatar que la oferta financiera está repleta de malos productos que no alcanzan un nivel de calidad adecuado.

Como el propio Pablo Fernández defiende en sus artículos, cuando un inversor entrega su dinero a una gestora de fondos para que se los gestione, no puede por menos que esperar que obtenga de ese dinero una rentabilidad superior a la que podría obtener él mismo sin conocimientos especiales. Por ello está dispuesto a pagar una cierta comisión. Sin embargo, los datos demuestran que pocos gestores merecen esas comisiones que cobran.

Un inversor que decidiera prescindir de los gestores se ahorraría las comisiones, lo que incidiría directamente en una mejora de la rentabilidad de su dinero. Por contrapartida, tendría que pagar más impuestos.

Y es que aunque parezca increíble, el Estado con su política fiscal anima a los ciudadanos a invertir en fondos. Visto lo visto, lo que hace el Estado es animar a los ciudadanos a invertir mal el dinero. Esto se solucionaría otorgando un mejor tratamiento fiscal a aquellos fondos que demostraran una buena gestión.

Desafortunadamente, parece que de éstos no hay muchos.

No dejes de leer los excelentes artículos de Pablo Fernández aquí, y así sacar tus propias conclusiones.


Como siempre, estaremos encantados de comentarlas contigo.

Artículos referenciados:

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

No he leído aún los artículos de Pablo Fernández, pero una estadística como la que nos relata nuestro amigo DonQuijotedelaBanca es similar a la de otros países siempre que el análisis comparativo se base en productos de gestión activa, en la que los costes de gestión del producto aminoran considerablemente la rentabilidad neta (rentabilidad neta = rentabilidad obtenida – costes).

Lo que el artículo desea transmitir al inversor, al menos entre otros aspectos y como yo lo entiendo, es que los costes del producto que vayamos a comprar es un elemento clave más a considerar en la inversión, el cual determinara en gran medida la rentabilidad obtenida a largo plazo.

Vd. mismo puede hacer un análisis de sensibilidad. Por ejemplo, un diferencial en costes de gestión total de un 2%, a un plazo de 30 años, sobre una cantidad de dinero que invierta hoy, se traducirá en que Vd. recibirá la mitad de la cantidad de dinero como resultado final.
En otras palabras: Vd. pone el dinero, asume la totalidad del riesgo de la inversión, y el 50% del beneficio sobre el resultado final se lo queda la Banca.

Y por quedarme con otro punto interesante e importante del artículo, me quedo con el siguiente:

"Por ejemplo, de los 43 fondos de “Renta Variable Nacional” con 10 años de historia, sólo 1 consiguió una rentabilidad superior a la del Índice Total de la Bolsa de Madrid".

A largo plazo los índices han sido imbatibles por quienes hacen uso de la gestión activa, derivado de los elevados costes que conlleva dicho estilo de gestión.

Saludos cordiales,
Valentin

donquijotedelabanca dijo...

Valentín,
Gracias por tus interesantes comentarios

Cartera de fondos indexados dijo...

¡Un análisis revelador sobre la realidad del sistema financiero español! Las investigaciones de Pablo Fernández destacan la importancia de considerar los costos asociados a los productos de inversión. En este contexto, optar por una cartera de fondos indexados podría ser una estrategia valiosa, ya que tienden a tener costos más bajos y a seguir de cerca los índices, superando a menudo a la gestión activa. Un recordatorio clave para los inversores: la elección consciente de productos puede marcar la diferencia a largo plazo. ¡Gracias por compartir estas valiosas reflexiones, Don Quijote de la Banca!