martes, 19 de mayo de 2009

Los sabios son los que preguntan

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Dicen que no es más sabio el que sabe contestar a las preguntas, sino el que sabe plantear preguntas realmente interesantes. Éste es el caso de la cuestión planteada por uno de nuestros incondicionales lectores. Reproducimos a continuación la consulta y nuestra respuesta.
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Sentíos libres de opinar y participar con vuestros comentarios.
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Un Pequeño Ahorrador:
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“Hola sabio y amigo D. Quijote,
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Quiero compartir una reflexión como pequeño ahorrador. La pregunta que todos nos hacemos es cuál es la composición óptima de nuestra cartera de inversión. Para ello, leemos con atención documentos de expertos como Jeremy Siegel o Don Quijotedelabanca.
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Existe bastante consenso sobre cuál es la cartera óptima en función del plazo de inversión objetivo, elaborada a partir de diversos análisis históricos de series largas. Es interesante ver que para plazos de más de 30 años, se recomienda incluso invertir más del 100% de los activos, con la deuda correspondiente. Soy consciente y creyente de que como inversión a largo plazo la renta variable da más rentabilidad, e incluso menos riesgo teniendo en cuenta la inflación, que la renta fija.
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Pero, mi pregunta es la siguiente: los pequeños ahorradores como yo no podemos ni debemos considerar que nuestra cartera de inversiones es “intocable”. A pesar de tener en liquidez (no en la cartera de inversión), suficiente para afrontar los gastos/inversiones comprometidos en los próximos meses, existe la posibilidad, en un entorno cambiante como en el que estamos, de tener que acudir a la cartera para afrontar, por ejemplo, una situación de desempleo. ¿Cómo afecta esta consideración a las recomendaciones de cartera objetivo que asumen el mantenimiento de las posiciones durante todo el período?, ¿Se trata únicamente de ser más “conservador” y reducir las posiciones de mayor riesgo a corto plazo?
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Muchas gracias de antemano por tus valiosos comentarios.
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Un pequeño ahorrador.”

Don Quijote de la Banca:


"Querido lector,


Gracias por la interesante pregunta y por los elogiosos comentarios. Vamos a intentar responderte con la mayor sensatez. Creemos que esta reflexión que planteas puede ser muy interesante para otros muchos inversores.


Primero, la pregunta sobre “cuál es la composición óptima de la cartera” nos parece excesivamente ambiciosa. No es realista hablar de óptimos. El objetivo debe ser encontrar una cartera razonablemente buena para los objetivos que busques.


Segundo, estamos de acuerdo en que para invertir con visión de largo plazo, la renta variable debe ser el activo preferido.


Tercero, tu pregunta respecto al riesgo de desempleo es muy relevante. El esfuerzo de ahorrar e invertir debe tener un fin, una utilidad concreta para el inversor. A veces se olvida esta reflexión, pero tu pregunta nos recuerda este hecho.


En general, la necesidad que se pretende resolver, por defecto, es la del ahorro para la jubilación. Por definición, es en esa etapa de la vida donde vamos a necesitar más dinero y donde menos capacidad vamos a tener para generarlo. Además, al ser un periodo tan lejano, inconscientemente no se le presta la atención debida. Por otro lado, los efectos de la inflación en el largo plazo producen una “ilusión monetaria” que dificulta aún más las decisiones racionales (Akerlof y Shiller, 2009).


La pequeña cantidad de la que hablas para hacer frente a unos meses de gastos, a mi me gusta llamarla “colchón de seguridad”. En el caso de un trabajador como tú, que gana unos ingresos mensuales superiores a sus gastos, esta cantidad debe ser pequeña. Se trata sólo de un confort psicológico y de una solución a los envites de la tesorería. Es fácil de solucionar.


El problema del desempleo es otro. Es un problema grave y complejo. De hecho, si pensamos no sólo en tu problema, sino en el de toda la sociedad (es decir, todos nuestros potenciales lectores), la solución no está, esencialmente, en nuestras manos sino en la de nuestros gobernantes. Un alto porcentaje de trabajadores desempleados, durante un periodo largo de tiempo, imposibilita la supervivencia económica de toda una sociedad. La conclusión general es que debemos involucrarnos en la vida social y política para que el riesgo de desempleo sea el mínimo.


Evidentemente, la respuesta anterior, no soluciona tu problema particular, pero lo enmarca. En cuanto a tu caso concreto, lo primero, en España tenemos la suerte de tener un seguro de desempleo durante dos años. Esto reduce enormemente los riesgos. Si te quedases en paro, por lo menos, no te quedarías sin nada de ingresos. Lo segundo a gestionar en caso de quedarse en la dramática situación del paro, son los gastos. En general, la utilidad marginal del dinero es decreciente. Es decir, al estar en paro, podrías reducir fuertemente muchos de tus gastos superfluos (cenas, comidas, viajes al extranjero, coches de lujo, ropas caras, joyas…) y aumentar otras actividades altamente satisfactorias pero sin coste (jugar al mus con los amigos, montar en bici con tus hijos, pasear con tu mujer al atardecer por un parque…). Lo tercero, sería volcarse en la búsqueda de trabajo y no acomodarse en la situación planteada en los pasos anteriores. Aunque sé que resulta tentador. Este es el mejor remedio para el paro. Ponerse a trabajar y a ganar dinero cuanto antes. Adicionalmente, puede haber otras medidas puramente financieras que podrías plantearte para aumentar tu cobertura (real y psicológica):


Contratar un seguro de desempleo. He visto que Sanitas está anunciando uno por la TV estos días. Realmente no lo conozco, pero conceptualmente la idea encaja para resolver el problema que te preocupa.


Aumentar la cantidad que tienes en liquidez (fondos de inversión de dinero) como colchón de seguridad. Es decir, resolver esta necesidad con generosidad de forma que tengas la sensación de que en caso de quedarte en paro, no te quedas con el culo al aire… Además, esta cantidad no tiene porque ser fija. La puedes adaptar a la sensación que tengas de que te vayan a despedir. Esta adaptación a corto plazo tiene la ventaja de que se ajustaría, por definición, a tu psicología. Ésto te ayudará a dormir bien incluso cuando creas que te pueden despedir al día siguiente por la mañana.


Modificar la proporción entre bonos y acciones en la cartera que tengas para el largo plazo, no nos parece una buena solución para resolver el riesgo de desempleo. Es verdad, que si caes en el paro, y desgraciadamente se alargase mucho, te verías obligado a transformar tu ahorro de largo plazo en liquidez para el corto. Pero siempre lo harías poco a poco y como solución de emergencia. Lo lógico sería centrarse en las ideas planteadas anteriormente.


Finalmente comentarte, que no nos parece recomendable endeudarse para invertir en bolsa.
Nos parece una estrategia de excesivo riesgo, aunque algunos académicos lo recomienden.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Criterios bancarios para la adjudicación de tarjetas de crédito.

Esto no tiene nada que ver con el artículo, pero creo es un ejemplo interesante de cómo “cuidan” algunos bancos a sus clientes. También necesito desahogarme y me interesa mucho conocer opiniones al respecto. Resumiendo todo lo posible: hace tres meses solicité el acceso vía Internet a las cuentas de mi madre de Banesto en Madrid para supervisarlas. Soy absolutamente profano en la materia -no estudié nada relacionado con finanzas, ni siquiera soy licenciado y mi trato con los bancos ha sido escasísimo-; de alguna manera este ha sido mi primer contacto con el curioso mundo de las tarjetas de crédito (yo sólo tengo de débito). Pues bien, al examinar los cargos de la cuenta observo que todos los meses se le pasa una cuota fija de la tarjeta independientemente de haberla utilizado o no. Al ir al banco a solicitar información al respecto, me entero de que esta Visa, que le vendieron por teléfono a mi madre en 2006, se ha emitido con pago aplazado al 21,7% de interés. Mi madre tiene 84 años, es viuda desde hace 33 y cliente de Banesto desde hace más de 30. Su saldo medio en cuenta corriente desde 2006 es de más de 25.000€ y nos ha sacado adelante a mi hermana y a mi sin pedir jamás un crédito ni solicitar pago aplazado alguno. Como ya he dicho mi madre es mayor, y como yo no sabe de finanzas. Pero no es tonta. Si en toda su vida nunca ha solicitado un crédito, y teniendo 25.000€ en cuenta corriente, ¿creéis que iba a coger esta tarjeta si le hubiesen informado claramente que tenía un 21,7% de interés anual? Suponiendo se trataba de algún tipo de error y aprovechando la ayuda de una persona con conocimientos sobre el tema y de mi absoluta confianza, fuimos a la sucursal a intentar llegar a una solución hablando con la directora. La experiencia fue nefasta. Nunca reconocieron haber obrado mal o en perjuicio de los intereses de mi madre. En ningún momento recibí disculpa alguna. La única solución propuesta fue que pagásemos la deuda. Mi sensación tras la reunión fue de haber estado tratando con “matones de barrio” que, una vez te han engañado lo descubres y se lo haces saber, no sólo no hacen por llegar a un arreglo beneficioso para ambas partes sino que intentan hacerte creer que la culpa ha sido tuya con argumentos del tipo “nadie obligó a tu madre a usar la tarjeta” o “ella cogió los 150€ que se daban de regalo con la misma” (sic). Evidentemente a esa cuenta corriente de mi madre y a las 510 acciones de Santander que también custodian ellos, les quedan días en Banesto. Las grabaciones y contrato están solicitados. ¿Es este el modo que tiene Banesto de cuidar a clientes que llevan 40 años con ellos? ¿Es práctica habitual en todos los bancos? ¿Creéis hay algún modo de solucionarlo? ¿Qué opináis al respecto?

Madrid, 23 de mayo de 2009.
Antonio Caso.

donquijotedelabanca dijo...

Este caso de Banesto y sus tarjetas de crédito es uno de los más fuertes que nos hemos encontrado en Don Quijote.

Hay veces que el ansia de algunos bancos es insaciable. Y algunos empleados insufribles